Un agente de NCIS es asesinado por un sicario profesional en Chipre, cuando el asesino llega a Los Angeles, Callen y Sam intentará encontrarlo y vigilar todos sus movimientos para determinar quién es su próximo objetivo. El equipo averigua que el sicario fue contratado por un grupo terrorista, cuyo líder supuestamente había muerto hace siete años. Mientras, la agente Kensi se prepara una tapadera como supuesta marchante de arte, cuando recibe la visita de un amigo que estará unos días en la ciudad. Pero tendrá problemas para mentir a una persona tan cercana a ella.

El agente Deeks recibe un disparo en lo que parece un ataque premeditado de una banda criminal. Mientras Kensi vela por la salud de su compañero en el hospital de Los Angeles, Callen y Sam vuelven al lugar del incidente en busca de pruebas. Eric, por su parte, consigue rastrear el paradero de los culpables que, para sorpresa de todos, se encuentran en el parking del hospital donde Deeks está ingresado. Tras un peligroso tiroteo, uno de los dos sospechosos consigue huir. Sam y Callen llegan a la conclusión de que su misión va más allá de acabar con la vida de Deeks.

Siguiendo las pistas del asesinato de un reportero de noticias, el equipo se adentra en el oscuro mundo del movimiento de resistencia libio. Hetty, por su parte, desvelará detalles del pasado de Callen.