Espartaco y sus hombres liberan una villa romana, pero sus esclavos se muestran cautelosos. Oenomaus se arroja a los pozos brutales y Glaber apoya las profecías de Lucrecia, a pesar de las protestas de Llithyia.

Los romanos atraparon a Crixus y Spartacus hará todo lo posible por liberarlo, no obstante la oposición de algunos de los antiguos gladiadores de la casa de Batiatus.

Espartaco y los rebeldes llegan a una encrucijada. Con las tropas de Craso implacables conduce a sus hombres con fuerza en la búsqueda de Espartaco. El conflicto entre César y Tiberio se intensifica.