Diane Lockhart ha logrado mantener su nombre en uno de los bufetes de abogados más prestigiosos de Chicago, que se encuentra en su punto más álgido, pero ha tomado la decisión de retirarse. Su vida da un vuelco cuando un escándalo de corrupción vinculado a su gestor de inversiones, y amigo suyo, le salpica, dejándola sin dinero para su jubilación y obligándola a intentar recuperar su puesto en la firma. El caso también afecta de manera directa y personal a Maia Rindell, hija del multimillonario acusado y recién contratada como asociada júnior en el bufete bajo la protección de Diane. Ante las negativas del cínico David Lee y el resto de socios a mantener a ambas en la firma, Diane debe replantearse su futuro. Es entonces cuando considera la oferta de unirse al reputado despacho de abogados en el que trabaja Lucca Quinn, llevándose con ella a Maia, mientras ambas luchan por recuperar el prestigio personal y profesional que el escándalo les ha arrebatado de un plumazo.

Adrian y Barbara se enfrentan a una crisis por la posible retirada de uno de sus mayores clientes por razones políticas. Mientras tanto, Diane defiende un caso relacionado con terrorismo islámico junto a Lucca, que a su vez entabla relación con Colin Morello, el chico de oro de la oficina del fiscal encargado del mismo caso. Maia visita a su padre en prisión y descubre nuevos datos sobre el montaje.

Lucca debe defender a un productor y guionista de televisión en un conflicto por 'copyright' que se relaciona directamente con el presidente de EE UU. Diane busca la forma de aportar su parte del capital. Mike Kresteva sigue apuntando a Reddick, Boseman & Kolstad.

Mike Kresteva está decidido a poner contra las cuerdas a Boseman, Reddick & Kolstad, y las citaciones a juicio no paran de llegar a casa de los socios. En medio de esta batalla campal, deben averiguar el verdadero motivo de esta inesperada caza de brujas, que podría estar relacionado con el caso Rindell.

Diane y Adrian se ven envueltos en otro caso de brutalidad policial, pero esta vez como abogados de una polémica cara conocida: Colin Sweeney. Mientras tanto, Lucca representa a Maia en una tensa entrevista con una investigadora del FBI que busca puntos flacos sobre el escándalo Rindell.

Mientras se plantean cómo gestionar el embarazo de Lucca de la manera más adecuada, Diane, Adrian y Julius se reúnen con un abogado interesado en que la firma se una a un lobby de bufetes que pretende poner fin a la oleada de asesinatos en Chicago.

Diane, Adrian y Julius deben representar a un policía encubierto afroamericano, Rashid Clarkson, que ha quedado parapléjico tras ser disparado por un miembro de la policía de Chicago. En la oposición se encuentra el legendario Solomon Waltzer, cuyas tácticas obligan a la firma a cuestionar la legitimidad de las pruebas. En lo personal, Diane se encuentra dividida entre Tully y Kurt, con el que cuentan como experto en balística para el caso.

El bufete recibe la visita de dos viejos amigos de Diane: Lemond Bishop, magnate del tráfico de drogas al que ya defendió junto a Alicia Florrick en el pasado, y el estrambótico Colin Sweeney, que acude con un nuevo conflicto matrimonial. A ellos se les une el veterano Solomon Waltz con una interesante propuesta corporativa. El día da un giro cuando uno de los socios sufre un ataque.

Durante el traslado de un testigo a juicio, Maia y Jay son parados por la policía y Jay es detenido. El bufete se pone manos a la obra para sacarlo del apuro cuando el caso se convierte en un cuestionable asunto de inmigración. Adrian vuelve al trabajo.

Roland Blum propone unirse al bufete como socio, pese a seguir estancado con el caso de Second Helix. Diane y Liz se topan con una cara conocida cuando se les asigna una demanda colectiva por fallos en una máquina de voto electrónico. Lucca se interesa por un atractivo socio de Blum.