Juan Carrasco es ahora un alto cargo de una compañía energética y vive en una urbanización de lujo. Parece que el destino le sonríe hasta que un escándalo de corrupción de su época como alcalde en Logroño sale a la luz.
La aparición en unos comprometidos papeles del nombre J. Carrasco hace que Juan sea imputado y llevado a Logroño para registrar su domicilio. Este viaje le obligará a reencontrarse con su hija y con su mujer.
Juan tiene 4 días para poder conseguir la fianza que le libre de la cárcel y lo intentará de todas las maneras posibles, incluso recurriendo al padre de Paula, su exsuegro.
En su huida desesperada de la cárcel, a Juan no se le ocurre mejor idea que pedir asilo político en la Embajada de Argentina. Una larga noche de drogas y jotas navarras con el embajador argentino supondrá el cambio que necesita Juan.
Juan cree que la mejor manera de evitar entrar en prisión es “tirar de la manta” e implicar al resto de miembros de partido en la trama de corrupción. Pero para eso necesita una entrevista en directo.
Para conseguir pruebas que inculpen a la cúpula del partido, Juan no dudará en visitar a Caminero, el empresario implicado en la trama de corrupción, para grabar su confesión.