El asesinato de dos paramédicos lleva a la policía y al FBI a investigar por separado un caso que podría ser el precursor de un ataque terrorista. Brenda, por su parte, lucha por mantenerse un paso por delante, a pesar de que se ve obligada a trabajar con Tommy Delk, jefe de la unidad de lucha contra el terrorismo.

La unidad de Brenda debe investigar una serie de atracos a mano armada de varios dispensarios de marihuana. Sin embargo, cuando uno de los robos acaba con una víctima mortal, el caso se convierte en una oportunidad de oro para que la investigadora ascienda en el departamento.

Brenda y su equipo investigan la muerte de siete personas en una empresa discográfica. Gabriel cree que las víctimas no pertenecían a ninguna banda.