Los corruptos creadores de la Casa de Muñecas, un centro de alta tecnología, ganan millones de dólares reprogramando sin parar a Echo y los demás activos para satisfacer todas las demandas de sus clientes, solucionando sus problemas o proporcionándoles todos sus caprichos.

Un psicópata convierte el tiempo que pasa con Echo en una cacería mortal, mientras Boyd, al que han dejado imposibilitado, no puede protegerla; y el agente Ballard consigue la primera pieza del rompecabezas que le permitirá demostrar la existencia de Dollhouse.

Echo se transforma en corista de una diva para protegerla de un fan enloquecido; y el Agente Ballard cae en una trampa mortal que le ha tendido la mafia rusa.

Echo, esta vez una mujer ciega e inocente, salva a los seguidores del malvado líder de una secta; y la realidad de la existencia de Dollhouse queda cada vez más clara para el Agente Ballard cuando ve por primera vez a la mujer que él conoce como Caroline.

Ballard irrumpe en una casa propiedad de un magnate de Internet que está muy apenado, y se encuentra con Echo inesperadamente; cuando se vuelven a encontrar, Echo lo mete en una pelea a puñetazos.

Echo ayuda a liberar a los Activos; recuerdan partes de sus verdaderas personalidades, y descubren los dolorosos motivos que los llevaron a decidir entrar en Dollhouse.

La personalidad en desarrollo de Echo la lleva a solicitar que le asignen la misión de salvar la Casa de Muñecos de un ataque encubierto; mientras, la programación de Mellie incluye una advertencia oculta para Paul.

El deseo de Paul de salvar a Echo lo empuja a meterse de lleno en lo desconocido cuando descubre cómo infiltrarse en Dollhouse.

Topher corre para reconstruir la personalidad original de Echo (Caroline) cuando Adelle se da cuenta que son la clave para evitar un futuro devastador. Mientras tanto, se revelan la relación de Echo y Caroline en el pasado y la identidad del misterioso líder de la Corporación Rossum.