Enrique VIII cesa al cardenal Wosley de sus funciones por no conseguir que Roma anule su matrimonio con Catalina de Aragón, quien no ha podido darle un descendiente varón. Esto supone una oportunidad para Tomás Moro, quien lo reemplaza.

La reputación de Thomas Cromwell crece en la corte a la par que el cardenal Wolsey disfruta del favor de Enrique VII de nuevo. Wolsey le pide a Cromwell que gane influencia sobre Ana Bolena.

Después del fallecimiento del cardenal Wolsey, Cromwell arma su propio esquema para arreglar el matrimonio de Enrique con Ana y, asimismo, vengarse de Harry Percy.

Anne da a luz a una niña, Elizabeth, y Henry hace poco para ocultar su decepción; Anne es consciente de que su poder en la corte se basa en tener un heredero varón y, en su paranoia, grietas aparecen en su relación con Cromwell.

Henry se declara Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra, y Anne requiere la lealtad de Cromwell.

Anne acusa a Cromwell de traición por tratar de proteger a Mary en lugar de a Elizabeth durante la crisis. Sin embargo, el poder de Anne merma y sus enemigos conspiran en su contra.