Arturo Ripstein y Rosen (born December 13, 1943) is a Mexican film director.

Ripstein got his break into movies working as an uncredited assistant director for Luis Buñuel. In 1965, he directed his first feature, Tiempo de Morir. Written by Carlos Fuentes and Gabriel García Márquez, it began a tradition of making independent films written by high-profile Latin-American authors. His 1981 film Seduction was entered into the 12th Moscow International Film Festival. His 1989 film Love Lies was entered into the 16th Moscow International Film Festival. In 1997 Ripstein won the National Prize of Arts and Sciences, the second filmmaker after Buñuel to do so. Some of Ripstein's films, especially the earlier ones, "highlighted characters beset by futile compulsions to escape [their]destinies". Many of his films are shot in tawdry interiors, with bleak brown color schemes, and seedy pathetic characters who manage to achieve a hint of pathos and dignity. Asi Es la Vida, according to Jonathan Crow, "boldly reworks the ancient Greek drama Medea, employing a dizzying array of flashbacks and Brechtian devices". Deep Crimson, according to the New York Times, is "a ferociously anti-romantic portrait of an obese nurse and a seedy small-time gigolo whose bungling scheme to swindle a succession of lonely women out of their life savings turns into a killing spree."

Arturo Ripstein é um cineasta e diretor de televisão mexicano.

Hijo del productor Alfredo Ripstein, Arturo Ripstein heredó de su padre la pasión por el séptimo arte. Su maestro y fuente de inspiración fue Buñuel; tuvo la fortuna de asistir al rodaje de "Nazarín" y quedó fascinado con la experiencia. Buñuel lo fichó como ayudante de dirección en 1962 para la filmación de El ángel exterminador. Tres años después Arturo comenzó a volar por cuenta propia filmando su primer largometraje, Tiempo de morir, basada en un guión de García Márquez. Ripstein tenía por aquel entonces 21 años y se postulaba como uno de los grandes del futuro cine mexicano. Confirmó expectativas en 1968 con Los recuerdos del porvenir, pero fue, sobre todo, seis años después que el director mexicano se consagró internacionalmente en el Festival de Cannes con El santo oficio. Era uno de los cineastas más prolíficos de México cuando Europa se rindió finalmente a sus pies a principios de los 90. "Principio y fin" ganó la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián. Después llegaron Profundo Carmesí, premiada en Venecia, El evangelio de las maravillas, El coronel no tiene quien le escriba o Las razones del corazón, que lo consagran entre los grandes del cine universal.