El comandante Reisman es un oficial estadounidense que se ha distinguido en la campaña de Italia, durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de ello, su mayor virtud no es la disciplina; de ahí que las relaciones con sus superiores sean más bien tensas. Sin embargo, debido a su brillante historial militar, no dudan en encargarle una misión suicida: asaltar una fortaleza nazi y matar a sus ocupantes, todos ellos altos mandos del régimen. Para ello debe someter a un duro entrenamiento a doce presidiarios.

Septiembre de 1944: los servicios de inteligencia de los aliados se enteran de que el coronel Sepp Dietriech encabeza un complot para asesinar a Hitler. El general Worden le encarga al Mayor Reisman, un oficial con un brillante historial aunque no muy disciplinado, dirigir un comando suicida cuyo objetivo será matar a Dietriech. Reisman deberá entrenar duramente a doce convictos extremadamente peligrosos que han sido condenados a muerte o a cadena perpetua.

Después de regresar de una misión en el norte de Italia, el mayor Wright recibe la orden de reclutar a un pelotón de soldados sentenciados a muerte o a cadena perpetua, para una misión suicida tras las líneas enemigas. Deben entrar en un monasterio francés para destruir un gas neurotóxico mortal que los nazis quieren utilizar en un nuevo misil de largo alcance. Además deberán rescatar a los seis brillantes científicos de los territorios ocupados que están siendo obligados a trabajar en el proyecto. Wright sabe que muchos no regresarán para contarlo.

El mayor Wright (Telly Savalas) es un hombre duro y violento con una fe y lealtad a su país fuera de toda duda. Su misión actual consiste en desbaratar un complot alemán cuyo objetivo es llevar al poder a un poderoso grupo de generales nazis que actúan en nombre del III Reich. El comando lo forman doce presidiarios que sólo tienen dos posibilidades: la libertad o la muerte. Su objetivo: asaltar y destruir un convoy, que es el centro de operaciones de los conspiradores.