Mientras Elena prepara el Día de la Victoria, un hastiado Zubak llega a palacio y se entera de las estrictas medidas sanitarias de la canciller.

Preocupado por la creciente influencia de Zubak, Nicholas conspira con Laskin, Schiff y Singer para encontrar formas de amargar al cabo ante los ojos de Elena. Con el acuerdo sobre el cobalto estancado, Elena da la bienvenida a la senadora Judith Holt al palacio para negociar un acuerdo entre sus dos países. Más tarde, Agnes desvía las preguntas de Laskin sobre la milagrosamente buena salud de su hijo enfermo.

Tras una serie de advertencias sobre reformas territoriales, Elena ordena una operación militar muy controvertida y envía a Zubak al frente.

Elena trata de hacer in control de daños reconectando con su gente. Mientras, una oferta anónima pone a prueba la lealtad de Agnes.

Durante la escalada de violencia, Elena mantiene la postura de seguir en palacio y su grupo de asesores traza un plan para desbancarla del poder.

Una vez traspasados los muros de palacio, Elena debe poner en práctica sus dotes diplomáticas, y su duplicidad, para conservar la cancillería.