La comunidad de Mirador de Montepinar está descabezada desde la espantada de Enrique. La elección por sorteo del nuevo presidente no mejorará las cosas. Los problemas económicos de Mariscos Recio, los conflictos de Amador como hombre florero y el empecinamiento de Fina con sus vecinos de arriba.

Judith mantendrá una apasionada y tórrida aventura con el apuesto entrenador del gimnasio al que acaba de apuntarse Octavi Pujades. Mientras, su exmarido, Enrique Pastor, se verá obligado a abordar una espinosa cuestión en el inicio de su legislatura como nuevo alcalde del municipio: el uso de radares con fines recaudatorios. Por su parte, tras ser expulsado del Ático B, Fermín se traslada al apartamento de Vicente para iniciar una nueva vida en común. Sin embargo, las continuas discusiones entre los consuegros amenazan la convivencia.

Berta logrará que su marido Antonio acceda a irse de luna de miel con ella a pesar de que el mayorista está muy afectado por tener que dejar temporalmente la gestión de Mariscos Recio en manos de Alba. Teodoro, ya instalado con su hermano Amador, se interesa por hija de los Recio intentará ayudarla. Además, Amador organiza una fiesta de inauguración de su nuevo hogar. Mientras, los vecinos intentan conquistar a los chinos que buscan hacer negocios con Enrique.

Fermín decide gorronearle el wifi a los Recio en un intento desesperado para reflotar el bar. Teodoro empieza a integrarse en su nueva familia política para disgusto de Antonio. Lola intenta salir de su crisis laboral y existencial convirtiéndose en la maruja perfecta, para lo que busca el asesoramiento de Berta. Amador sigue intentando tener un relación estable con Judith, que no está por la labor.

Apuesto, conservador, encantador y con sólidos principios morales: así es Aitor, un joven por el que Judith se sentirá irremediablemente atraída. Sin embargo, la virginidad y las profundas convicciones religiosas de este hombre complica el nuevo romance de la psicóloga.

La vida sonríe a los Cuquis: Maite triunfa como escritora de novela erótica, mientras Amador disfruta de la dolce vita como "hombre mantenido". Han ascendido en la escala social y muchos de sus sueños se han hecho realidad. La felicidad de ambos será plena tras recuperar definitivamente la custodia de sus cuatro hijos, emotivo reencuentro que tendrá lugar mientras a Maite se le acaba el plazo para entregar su segunda novela a la editorial.

La apatía y falta de iniciativa del primer mandatario de Mirador de Montepinar ha hecho que su popularidad disminuya, situación que preocupa a Fermín, que buscará la manera de que el presidente se gane la confianza de los habitantes del inmueble.

Decidida a poner fin a la soledad que le embarga, Judith buscará una nueva compañera de piso. La elegida será Celia, una joven invidente divertida y cariñosa. Sin embargo, la presencia de un perro guía en la casa y las frecuentes visitas del novio de Celia, dificultarán la convivencia entre ambas. Entretanto, Antonio Recio se matricula en un Máster en Marketing, donde sucumbirá al 'seductor' ambiente universitario tras conocer a Andrea, una atractiva estudiante.

Los vecinos de Montepinar descubren que el ayuntamiento va a trasladar el cementerio municipal al solar de enfrente del edificio para liberar espacio para la construcción de Chinovegas.

En su desesperado intento por acercarse a su hija Alba, Antonio trata de empatizar con ella mientras descubre el sorprendente mundo del transformismo. Bruno, por su parte, afronta un importante compromiso profesional: viajar a Los Ángeles para ofrecer un concierto benéfico. Su temor a volar en avión le llevará a pedir a Judith que le acompañe.

La curiosidad innata y un carácter polifacético son las señas de identidad de Héctor, rasgos que le han impulsado a abordar diversas disciplinas artísticas. El talento, creatividad y magnetismo de este prometedor artista multidisciplinar, a quien da vida William Miller, despertarán el interés de Maite Figueroa, que triunfa como escritora de novela erótica y que desea disfrutar plenamente de sus últimos años de atractivo. Entretanto, Yolanda volcará su energía en formar su propia familia, ya que está firmemente convencida de que ha llegado la hora de convertirse en madre, situación que sobrepasa a Amador, padre de tres hijos.

"Por mi hija Yolanda mato". Con esta lapidaria declaración de intenciones llega Menchu a Mirador de Montepinar.

Convencido de que sus 'días de vino y rosas' con Yolanda han finalizado, Amador se plantea romper su noviazgo con la atractiva propietaria de la retoucherie. Le ha amenazado con quemarle el descapotable si le es infiel, quiere formar una familia y le ha asegurado que cuando está enamorada es muy peligrosa. Armado de valor, el Cuqui tratará de desencantarla para que pierda interés en él y abandone su apartamento.

Gabi, amigo y antiguo compañero de universidad de Javi, regresa a Mirador de Montepinar. Cuando conoce a Judith inician un tórrido romance. Cansada de encadenar un fracaso sentimental con otro, la psicóloga comienza a salir con el joven para tratar de enderezar su vida.

Encontrar la estabilidad amorosa junto al hombre adecuado será la principal prioridad de la psicóloga de Mirador de Montepinar, que recibirá la sorprendente propuesta matrimonial de Gabi. Mientras, los habitantes del complejo residencial afrontan una situación extrema cuando los graves daños estructurales obligan a los bomberos a precintar el edificio. Por otra parte, Fermín diseña una arriesgada estrategia inmobiliaria para evitar caer en la indigencia: vender pisos en ruina a bajo precio.

Los vecinos se ven obligados a vivir en un descampado hasta que el alcalde de Villazarcillo, el pueblo natal de Amador, invita a los residentes del Mirador de Montepinar a ocupar las casas del municipio para así poder repoblarlo.

Amador mantiene una relación sentimental a dos bandas. Por otra parte, Javi, Lola y Vicente, incapaces de pagarse un hotel, encuentran una solución low cost a su falta de vivienda: fijar su lugar de residencia en un guardamuebles. Mientras tanto, varios vecinos de Mador de Montepinar deciden entrar a vivir en sus respectivos apartamentos, a pesar de que todavía no han concluido la reforma.

Aunque gracias a las Navidades ve incrementar notablemente la facturación de su emporio, Antonio Recio odia estas fechas porque le obligan a tener que compartir mesa y mantel con su familia. Decidido a evitarlo a toda costa, el mayorista de pescado buscará un plan alternativo para pasar las fiestas junto a Enrique, desanimado tras su último fracaso sentimental.