El Chavo comenta a los de la vecindad que los vagabundos le ayudaron a hacer los adornos pero nadie le cree. El profesor Jirafales propone a los niños hacer una pastorela. Los habitantes de la vecindad celebrarán la navidad.

Los niños juegan a combatir vampiros. Pero El Chavo se desmaya y sueña que tiene que enfrentar a Drácula.

Como no hay agua en la vecindad, el señor Barriga lleva a sus inquilinos a la lavandería. Sin embargo, las cosas no salen como esperaban.

El profesor Jirafales y el don Ramón piden al señor Barriga que construya una cancha de tenis para enseñar a los niños a jugar y así poderlo retar a un partido.

Al intentar recuperar una estampa perdida por Quico, los niños suben a un avión, en el cual vivirán una aventura extraordinaria.

Los niños juegan a los indios, don Ramón se les une, pero pierde las flechas. doña Florinda y doña Cleotilde entran a un concurso de radio y ganan un spa, pero éste es destruído por un aerolito.

El señor Barriga compra una grúa y pone a don Ramón a manejarla. Los niños lo acompañan y por no tener cuidado, acaban haciendo muchos destrozos.

Los niños adoptan a un pequeño zorrillo como su mascota, pero éste los meterá en tremendo lío, cuando se roba un valioso collar.

Los niños hacen destrozos en casa de Quico por jugar con un yoyo. Además, El Chavo descubre que puede hipnotizar con ese juguete.

Luego de que el profesor Jirafales les cuenta a los niños historias sobre las Cruzadas, El Chavo sueña que se embarca en una aventura para encontrar a la madre de un dragón bebé.

En el parque, los niños aceptan un divertido reto del Hombre Mosca.

Los niños hacen un periódico mural para un concurso y como premio irán a la lucha libre. Quico y El Chavo pierden su boleto, pero al enocntrar la máscara de El Justiciero, los dejan pasar.

El profesor Jirafales lleva a todos a la fábrica de juguetes, donde descubrirán un extraño proyecto secreto.